LENGUAJE ORAL

Cuando los niños presencian y participan en diversos eventos comunicativos, en los que hablan de sus experiencias, de sus ideas y de lo que conocen, y escuchan lo que otros dicen, aprenden a interactuar y se dan cuenta de que el lenguaje permite satisfacer necesidades tanto personales como sociales.



jueves, 28 de abril de 2011

TEORÍA DE STERN SOBRE EL DESARROLLO DEL LENGUAJE

Stern distingue tres raíces del lenguaje: la tendencia expresiva, la social y la "intencional". Mientras las dos primeras sustentan también los fundamentos del habla observados en los animales, la tercera es específicamente humana. Define la intencionalidad en el sentido de una dirección indesviable hacia un cierto contenido o significado. "En una determinada etapa de su desarrollo psíquico.", dice, "el hombre adquiere la habilidad de dar a entender algo, de referirse a algo objetivo cuando articula sonidos." En esencia, tales actos intencionales son también actos de pensamiento, su aparición denota intelectualización y objetivación del lenguaje.
Stern enfatiza la importancia del factor lógico en el desarrollo del lenguaje. No tenemos objeciones que hacer a la afirmación de que el lenguaje humano avanzado posee significado objetivo, y por lo tanto presupone un cierto nivel de desarrollo del pensamiento, y estamos de acuerdo en que es necesario tener en cuenta la estrecha relación que existe entre el lenguaje y el pensamiento lógico; pero el problema es que Stern considera la intencionalidad una característica del lenguaje, que reclama una explicación genética (cómo ingresa en el proceso evolutivo), como una de las raíces del desarrollo del lenguaje, una fuerza directriz, una tendencia innata, casi una urgencia, sea como fuere, algo primordial, en un pie de igualdad, genéticamente, con las tendencias expresivas y comunicativas -que también tienen su fundamento en los comienzos del habla.
Stern observa a qué exageraciones conduce la sobre enfatización de los aspectos lógicos. A esa edad el niño se da cuenta primero de que cada objeto tiene su símbolo permanente, un patrón de sonido que lo identifica, es decir, que cada cosa tiene un nombre. Cree que un niño en su segundo año puede haber tomado conocimiento de los símbolos y de la necesidad de ellos, y considera este descubrimiento también como un proceso de pensamiento en su exacto sentido: "La comprensión de la relación entre signo y significado que comienza a mostrarse al niño en este punto es algo diferente, en principio, del simple uso de sonidos-imágenes, objetos-imágenes y sus asociaciones. Y el requerimiento de que cada objeto, de cualquier tipo que sea, tenga su nombre puede ser considerado una verdadera generalización hecha por el niño -posiblemente la primera."
Stern cree que el niño descubre el significado del lenguaje de una vez y para siempre. En realidad, éste es un proceso en extremo complejo que tiene "su historia natural" (sus comienzos y formas transicionales en los más primitivos niveles de desarrollo) y también su "historia cultural" (nuevamente con sus propias series de fases, su propio crecimiento cuantitativo, cualitativo y funciones, sus propias leyes y dinámica).
Stern ignora virtualmente los intrincados caminos que conducen a la maduración de la función significativa; su concepción del desarrollo lingüístico está inmensamente simplificada. El niño descubre súbitamente que el lenguaje tiene significado
En cuanto a los hechos que toma en cuenta, lo teoría de Stern:
1) Que el descubrimiento por parte del niño de la unión entre palabra y objeto no conduce inmediatamente a un conocimiento claro de la relación simbólica del signo y su referente característica del pensamiento bien desarrollado, que la palabra durante un largo tiempo aparece ante el niño como un atributo o una propiedad del objeto más que como un simple signo, que el niño aprehende antes la estructura externa del objeto-palabra que la relación interna signo-referente.
2) Que el descubrimiento hecho por el niño no es realmente súbito y no puede ser definido el instante exacto en que ocurre. Una serie de largos y complicados cambios "moleculares" conducen hacia el momento crítico en el desarrollo del lenguaje.
El punto decisivo en el desarrollo lingüístico, cultural e intelectual, descubierto por Stern, existe realmente, aunque su error consiste en haberlo interpretado en forma intelectualista. Él pone de relieve dos síntomas objetivos de la existencia de este cambio crítico; la aparición de preguntas sobre nombres de objetos y los sostenidos aumentos resultantes en el vocabulario del niño, ambos de fundamental importancia para el desarrollo del habla.
En contraste con las otras dos raíces del lenguaje, la expresiva y la comunicativa, cuyo desarrollo ha sido trazado desde los animales sociales que se encuentran en lo más bajo de la escala hasta los antropoides y el hombre, la "tendencia intencional" no aparece fuera de aquí en ninguna otra parte, no tiene historia ni derivación. De acuerdo a Stern es básica, primordial, surge espontánea y "definitivamente". Ésta es la propensión que facilita al niño el descubrimiento de la función del lenguaje por medio de una operación puramente lógica.
Stern reconoce el mérito de Meumann al oponerse a la teoría intelectualista que establece que las primeras palabras del niño designan realmente los objetos como tales. Sin embargo, no comparte el supuesto del mismo autor que afirma que las palabras son simplemente expresiones de emociones y deseos. A través del análisis de situaciones en las cuales aparecen, él demuestra de modo bastante concluyente que estas palabras contienen también una cierta dirección hacia un objeto, y que esta "referencia objetiva" o función de señalamiento, con frecuencia, "predomina sobre el tono moderadamente emocional".
Stern interpreta así las primeras palabras: "El infantil mamá trasladado al lenguaje más avanzado no significa sólo la palabra "madre", sino una oración semejante a "mamá, ven aquí", o "mamá, ponme en la silla", o "ayúdame, mamá". Aquí, la dirección "afectiva-conativa" hacia un objeto (para usar los términos de Meumann) es aún inseparable de la "tendencia intencional" del habla: las dos son todavía un todo homogéneo, y la correcta interpretación de mamá o de cualquiera de las primeras palabras, es considerarlas como gestos indicadores. La palabra es primero un sustituto convencional del gesto y aparece mucho antes del crucial "descubrimiento del lenguaje" realizado por el niño, y antes de que sea capaz de realizar operaciones lógicas. El mismo Stern admite la función mediatizadora de los gestos, especialmente la de señalamiento, al establecer el significado de las primeras palabras. La conclusión ineludible sería que ese señalamiento es, de hecho, un precursor de la "tendencia intencional". No obstante esto, Stern se niega a trazar la historia genética de esa tendencia. Para él, no evoluciona a partir de la dirección afectiva hacia el objeto del acto señalizador (gesto o primeras palabras) aparece fuera de aquí y explica el surgimiento del significado.
Stern trata de no descuidar la parte que juega la imitación en el desarrollo del lenguaje, o el papel de la actividad espontánea del niño, aplicando a estos puntos su concepto de "convergencia": la conquista del lenguaje por el niño ocurre a través de una interacción constante de las disposiciones internas que impulsan al niño a hablar, y las condiciones externas, por ejemplo, el lenguaje de la gente que se encuentra a su alrededor, las que proveen tanto estimulación como material para la realización de estas disposiciones.
Stern, afirma que el medio ambiente social constituye un factor fundamental en el desarrollo del lenguaje, pero en realidad limita su papel a influir en la aceleración o retardo del desarrollo, que obedece a sus propias leyes inmanentes.
Aplicado a un mecanismo eminentemente social de la conducta verbal, el personalismo de Stern, ignorando como lo hace el aspecto social de la personalidad, conduce a absurdos evidentes. Su concepción metafísica de la personalidad, que deriva todos los procesos de una teleología personal, trastoca las verdaderas relaciones genéticas entre la personalidad y el lenguaje: en lugar de un desarrollo histórico de la personalidad misma, en el cual el lenguaje juega un papel que está lejos de ser secundario, nos encontramos con una teoría metafísica en la cual la personalidad genera el lenguaje, apartándose de la dirección hacia la finalidad de su propia naturaleza esencial.

1 comentario:

  1. hola esme soy jeannine:Es importante tu tema ya que hablas sobre la importancia del pessmiento y lenguaje,en nuestros alumnos vemos las nececidades que necesitan, enriquécelo con imagenes o videos estaremos en contacto si necesitas algo no dudes en mandarme un mensaje.

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